bergoglioPresentamos algunas consideraciones del Cardenal Bergoglio sobre el valor único y trascendente del hombre, en relación a la crisis.

UNA ATROPOLOGÍA CRISTIANA: UNA ANTROPOLOGÍA DE LA TRASCENDENCIA.

La verdadera medida de lo que somos no se calcula solamente en relación con un orden dado por factores naturales, biológicos, ecológicos, hasta sociales; sino en el lazo misterioso que, sin liberarnos de nuestra solidaridad con la creación de la cual formamos parte, nos emparenta con el Creador para no ser simplemente "parte" del mundo sino "culminación" del mismo. La Creación "se trasciende" en el hombre, imagen y semejanza de Dios. Porque el hombre no es sólo Adán; es ante todo Cristo, en quien fueron creadas todas las cosas, primero en el designio divino.

ANTROPOLOGIA DE LA INTRASCENDENCIA

Con la misma vara con que se mide cualquier objeto, se puede medir a una persona. Se calculan "gastos", "daños colaterales", "costos"... que solamente empiezan a "trascender" en las decisiones cuando los números abultan; demasiados desocupados, demasiados muertos, demasiados pobres, demasiados desescolarizados.

NO SE PUEDE SERVIR A DIOS Y AL DINERO

"No se puede servir a Dios y al dinero". No se trata sólo de una cuestión de ascesis personal, de un ítem junto a otros para el examen de conciencia. El dinero es la "medida universal de todas las cosas" en el mundo moderno. Todo tiene un precio. El valor intrínseco de cada cosa se uniforma en un signo numérico. ¿Recuerdan que hace ya varios años se decía que desde el punto de vista económico era lo mismo producir tanques o caramelos, mientras los números fueran iguales? Del mismo modo, sería lo mismo vender drogas o libros, si los números cierra. Si la medida del valor es un número, todo da lo mismo mientras el número no varíe. La medida de cada ser humano es Dios, no el dinero. Eso es lo que quiere decir "dignidad trascendetne". Las personas no se pueden "contar" ni contabilizar". No hay reducción posible de la persona a un denominador común (numérico o como se quiera) entre sí y con otras cosas del mundo.

Cada uno es único. Todos importan totalmente y singularmente. Todos nos deben importar.

EL MERCADO

No se trata de demonizar el Mercado como una cierta forma de organizar nuestros intercambios y pensar el mundo de la economía. Pero el problema es que la idea de "Mercado", casi en su origen, no alude a otra coas que a muchísima gente comprando y vendiendo. Todo lo que no sea comprar o vender, no forma parte de él. El problema