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 Con motivo del nuevo Plan Diocesano de Pastoral, se nos invita a reflexionar en la parroquia como casa de comunión, de caridad, de la Palabra y casa siempre abierta.

La imagen de la casa y del hogar es muy sugestiva, ya que nos habla de familia, de confianza, de ayuda mutua, de protección.

Aprovechamos esta reflexión, para presentar algunas indicaciones del Papa al respecto:

-LA IGLESIA, HOSPITAL DE CAMPAÑA:

«Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla. ¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto. Curar heridas, curar heridas... Y hay que comenzar por lo más elemental».

Esta idea pone en relieve la dimensión caritativa de la Iglesia en nuestro tiempo: saber atender, recoger y consolar a los heridos.

-BASTA DE MURMURAR:

"No sabéis el mal que hace a la Iglesia, a las parroquias, a las comunidades la murmuración: hace daño, la murmuración hiere. Pero un cristiano... antes de murmurar debe morderse la lengua. ¿Sí o no? ¡Debe morderse la lengua! Eso le hará bien porque la lengua se hincha y así no puede hablar y no puede murmurar"

Evitar la crítica y la murmuración es un buen modo de cuidar la comunión en la parroquia, en la familia y en cualquier realidad humana.

-NO IDEOLOGIZAR EL EVANGELIO:

"Si no hay oración, se abandona la fe y se cae en la ideología y en el moralismo... La fe se convierte en ideología y la ideología asusta, la ideología ahuyenta a la gente, aleja, aleja a la gente y aleja a la Iglesia de la gente. Es una enfermedad grave, la de los cristianos ideológicos... Los cristianos que pierden la fe y prefieren las ideologías. Su actitud es: volverse rígidos, moralistas, especialistas en ética, pero sin bondad."

Con fuerza, el Papa ha insistido en el peligro de deformar el Evangelio a base de ideologización.

-LA IGLESIA SIEMPRE ABIERTA:

"Una iglesia que esté cerrada, no se entiende...y la gente que pasa no puede entrar...y el Señor que está dentro no puede salir".

En más de una ocasión, el Papa Francisco ha insistido en que prefiere una Iglesia accidentada a una Iglesia enferma.

-CONFESARNOS PECADORES:

«Algunos dicen: 'Ah, yo me confieso con Dios'. Esto es fácil, es como confesarte por e-mail, ¿no? Dios está allá, lejos, yo le digo las cosas y no hay un cara a cara. Pablo confiesa su debilidad a los hermanos, cara a cara. Otros dicen: 'No, yo me confieso', pero se confiesan de tantas cosas etéreas, tan en el aire, que no concretan nada. Esto es lo mismo que no hacerlo. Confesar nuestros propios pecados no es ir a un sillón del psiquiatra, ni ir a una sala de tortura: es decir al Señor: 'Señor, soy un pecador', pero decirlo a través del hermano, para que esta afirmación sea eficaz. 'Y soy un pecador por esto, por esto y por esto».

El Papa ha advertido en más de una ocasión del peligro del puritanismo, de no reconocerse necesitado y pecador. De ahí, la necesidad del perdón.